Goya debió sufrir muchísimo por culpa de su sordera. Todo ello nos lleva a concluir que su vida fue infinitamente más dura que la de otros clásicos como Velázquez. Efectivamente mientras que la obra del sevillano gira en torno a la serenidad y el humanismo (humaniza hasta la guerra, véase "La Rendición de Breda", lo que lo sitúa en las antípodas de Goya) la obra del aragonés pasa de la misma serenidad(dentro de la corte real) a la crispación (véanse "Los Desastres de la guerra"). A esto deberíamos añadir el retraso social y económico del país. El mundo no es un lugar seguro.
Goya no es técnicamente tan buen pintor aunque su paleta de colores esta basada en la del Velázquez, más tendente aquel en la utilización de los primarios armónicos, como vemos de forma paradigmática en "El Quitasol (1777)" . Eso si, ambos no pretendían disimular a toda costa la pincelada, el trazo, sino todo lo contrario, lo remarcaban, siendo Velázquez uno de los primeros en hacerlo. Estamos pues ante uno de los primeros ejemplos de pincelada impresionista. Goya tampoco era un gran anatomista: buscaba ante todo en la figura remarcar la expresividad, de hecho repetía poses y gestos en sus cuadros. Ante todo bebía más de la naturaleza empírica que de normas y preceptos. Solo era realista en sus retratos cortesanos, en los demás temas cae en la deformación, en la caricatura, en lo monstruoso. En esto vemos porque Goya es el primer moderno, el antecesor del movimiento expresionista. Su obra abarca más que sus coetáneos: sin duda fue el primer gran reportero de guerra y un gran crítico social (véanse "Los Caprichos").