jueves, 11 de diciembre de 2008

Fascinante fascismo: Nietzsche y "Conan el Bárbaro"

John Millius siempre se ha caracterizado por sus excesos existenciales ("Me gustaría vivir en el filo de una navaja y sobrevivir..."), pero esta vez voy a dar mi brazo a torcer: "Conan el Bárbaro" no es a las claras una película nazi. Me parece más bien que la película tiene cierto trasfondo metafísico (coqueteos nietzschenianos que no necesariamente nazis) que convendría intentar aclarar en las siguientes líneas. Que quede claro ante todo que Nietzsche era un filosofo contradictorio, incluso peligroso para algunos.
La película nos habla de una moral primitiva en una sociedad distinta a la nuestra. La espada es lo sagrado, lo más importante. Esto parece comprenderlo Millius desde el principio para quien en esta película importa más el arte que la moral. Ya que ¿no es acaso tan salvaje Conan como Thulsa Doom y su séquito? Se confunde completamente la violencia con lo dionisíaco, incluso se da preponderancia a aquella. Aquí Millius se pasa de la raya. La motivación del protagonista es claramente la venganza, sentimiento que no es contemplado por el filósofo como justo ya que solo favorece el fin particular. Pero al final del todo la película da un giro y es ahí donde aparentemente entra en juego la justicia nietzscheniana, que no es otra que la de ver caer a los dioses, a los ídolos, y sustituirlos por un mundo más propio de los hombres (civilizados en el caso de la película, que no necesariamente humanizados para el alemán), como en "El anillo del Nibelungo" de Wagner, obra que también ha influenciado claramente a este film. Hay pues un renacimiento. Hasta aquí no es casualidad la afinidad de Millius con el pangermanismo. Pero Conan no aniquila a los dioses sino que aniquila a Thulsa Doom, que vendría a ser un profeta que cree en el poder de la carne, una especie de mezcla entre el dios del mal Set (presente en la obras de Robert E.Howard) y el propio Zaratustra nietzscheniano. Por tanto Conan no da paso a un mundo más humano como decíamos sino que de forma paradójica con su acto vengativo se convierte en una especie de moralista antidionisíaco, para burla del propio Nietzsche. Millius crea una especie de superhombre, pero el concepto se le queda cojo en comparación con el del filósofo.
    El film es un poco irregular en el hecho de que el personaje oscila entre la mayor de las tristezas y la barbarie, pero esto también encaja en la filosofía de Nietzsche para quien la vida no solo era dolor, sino que era algo terriblemente monstruoso. No hay que olvidar que el filosofo alemán es un eslabón fundamental en la configuración de la modernidad. Dios está muerto para los hombres. La civilización es algo que nos aleja de las autenticas ganas de vivir, algo malvado. Nietzsche aspiraba a una nueva verdad que dominase el mundo. Su filosofía implica una gran transformación interior: dejar la moral de los débiles y pasarse al bando de los fuertes: en esto coinciden plenamente Millius y el alemán: "Lo mejor de la vida es aplastar enemigos, verlos destrozados y oír el lamento de sus mujeres", dice el bárbaro citando una frase sacada del mismo Genghis Khan. El personaje de Conan no evoluciona en todo el film, solo piensa en la venganza. A pesar de que muere y resucita no hay transformación interior, es un personaje plano y sanguinario. Esto lo aleja un poco de Nietzsche, que puede decirse de él de todo menos que era simple, al igual que de Robert E.Howard, que creo un personaje que aunque anárquico, si creía en ciertos valores, como el amor y la amistad, valores que para el pretencioso Millius son secundarios en la primera parte del film, aunque florecen un poco en la segunda mitad. Además el Conan del comic no le interesaba pensar en el pasado ni se inquietaba por el futuro, solo quería vivir el día a día. 
    ¿Es "Conan el Bárbaro" cine de aventuras o es algo más? Le pasa como a ciertos cuadros de Velázquez (salvando las distancias), como "Las Hilanderas" o "La Fragua de Vulcano": ambas lecturas, la superficial y la profunda son correctas, pero en el caso del film incompatibles entre si. Habrá quien se acerque solo a pasar un rato entretenido (para algunos) y habrá aquel que más erudito se pare un poco a pensar, cosa que (valga la ironía) contradice la filosofía de Nietzsche, para quien razonar era algo en ultima instancia apolíneo y socrático. De ahí el rechazo de la crítica periodística más sesuda. Millius quiso hacer una especie de tragedia griega a lo Esquilo o Sófocles, pero le salió excesiva. En lo que a mi atañe la visione por primera vez en mi época de adolescente alienado, y me dejo un profundo calado ya que fue el primer film que me hizo pensar más allá de sus imágenes: sabido es el regusto por Nietzsche de los jóvenes. Ahora en la madurez un ultimo visionado me ha dejado la impresión contraria, como si lo que antes me parecía profundo se hubiera convertido en cartón piedra. Pero ¿porqué hacer una crítica de una película que no me gusta? Porque me interesan sus fuentes originales. No se si la moral que predicaba Nietzsche tiene cabida en la sociedad actual, que aunque más compleja, a pesar de que el calculo a pisoteado al salvajismo (y al heroísmo también, por desgracia), carece de valores. Pero no hay nada de grandilocuente en ser ateo hoy en día a diferencia de la época del filósofo. Dios está más allá del bien y del mal, como casi todos los personajes de esta película, que carecen de moral. 

miércoles, 10 de diciembre de 2008

El Deporte como Horizonte

Resulta curioso que "Carros de Fuego" abogue por el atletismo en una época (1924) en que estaban más de moda deportes violentos como el rugby o el boxeo, herederos de la exaltada época victoriana e imperialista. Este hecho confiere al film de una mayor fraternidad, acorde con el espíritu cristiano del corredor Eric Liddell. Sin embargo la trama se vuelve más interesante cuando muestra la biografía de Harold Abrahams, de ascendencia judía, todo un gentleman que corre por la fama y el reconocimiento social. Es el comienzo de los ídolos deportivos modernos que tiene sus raíces en Reino Unido, donde se fundo la primera federación de atletismo allá por 1880.
     La cuestión no es si la película está o no basada en hechos reales y si se amolda a ellos. No debemos perder de vista una de las grandes lecciones que nos da Hitchcock: la verosimilitud no es interesante ni fundamental. Puede que se me achaque que Hitchcock no hacía cine basado en hechos reales pero ¿son acaso creíbles "Murieron con las botas puestas"(1941), sobre la biografía del general Custer o sin ir más lejos "Lawrence de Arabia"(1962) de Lean? Para muestra un botón: ya al principio del film Abrahams se nos muestra como un personaje arrogante (y un poco clasista todo sea dicho); todos sabemos que esas arrogancias chocan de frente con las novatadas de las residencias universitarias, encargadas de bajarle los humos al más ponderado, novatadas por otro lado invisibles en el film. La lección por tanto es magistral. El cine reinterpreta y embellece la historia.
    "Carros de Fuego" no es sino un homenaje al deporte, independientemente del país y las creencias de quienes lo practiquen. Por fin los deportistas, en esa época postcolonial, tienen reconocimiento social, por fin pueden vivir del deporte. La competitividad no tiene porque ser necesariamente mala, ya que a fin de cuentas la competitividad y la ambición mueven el mundo. Mas que triunfalismo superación. Escapismo no, ilusión. Como olvidar esos ralentis, ese plano emblemático de la meta al final de la carrera. Estamos por tanto ante un film epopéyico en el más puro sentido de la palabra. Los corredores en cada paso, en cada zancada (remarcadas por el ralentí y la música de Vangelis) persiguen la gloria, en un tiempo en que se ganaba solo con desearlo profundamente. Y es que ya desde el principio nos damos cuenta de que uno de los puntos fuertes de esta película es su montaje.
    Por lo general los films ambientados en Cambridge no me gustan porque resaltan el compañerismo y. a fin de cuentas, vivimos en una época individualista. La obsesión por ganar deriva en individualismo; al menos eso es lo que creen los decanos de la universidad, que ven en el profesionalismo una perversión. Pero Abrahams está convencido de lo contrario. Es por lo tanto el deporte, ¿un hecho individual o colectivo? La película parece abogar casi sin quererlo por el futuro profesionalismo del atletismo.  Tal vez la critica psicológica y social sea la mejor manera de abordar aquella época, como hacia Forster. Esta edulcorada película se encuentra por tanto en las antípodas del free cinema.

sábado, 6 de diciembre de 2008

El Pez Gordo

El mensaje de "El Pez Gordo" está bien claro: es la historia de tres personajes que quieren encontrar un sentido a sus vidas en una sociedad alienante. La película no ataca con esto directamente, sino que nos muestra lo que sucede recubierto por un envoltorio de papel celofán; un mundo de convenciones, ejecutivos, managers y representantes, donde el lenguaje se ha vuelto utilitarista. Pero debajo de este envoltorio solo hay gente aislada, con los mismos problemas e inquietudes que tu, que yo y que cualquiera. Supervivientes más que trepas. Tanto el chico joven como Danny DeVito se replantean la existencia de Dios. Esto no le importa a Kevin Spacey. El solo piensa en trabajar, pero al final se equivocaba. No todo es trabajo en la vida. También hay que encontrar un sentido a la existencia, un rincón en este mundo para ser nosotros mismos. Es imprescindible. Por lo demás este trabajo de bajo presupuesto y de corte bastante teatral (su guion es su punto fuerte) y un pelín sobreactuado (claro que los actores lo hacen tan bien, en especial Spacey, que da igual) parece replantearnos el viejo debate ente hombre-joven/hombre-maduro, idealismo vs. realismo, el mito del Quijote a fin de cuentas.
     La película también parece sugerir que para madurar es inevitable equivocarse. Buen cine confesional, de confesiones mutuas, donde la confesión a los demás es una forma de redención. Dios, existencia, redención...estamos ante un film existencialista en la época del post existencialismo, todo son relojes y espejos como bien dice DeVito. Ni que decir tiene que el estreno de esta película paso sin mayor pena ni gloria entre la crítica, razón de más para enarbolar una lanza a favor de su humanismo, que no es poco.  Además el film se enmarca dentro de esos trabajos que protagonizo Spacey en el cambio de siglo, de tal éxito que podríamos denominarlos un subgénero en si mismos, gracias al gran magnetismo del actor. Sin duda "El pez gordo" es uno de los mejores, y uno de sus puntos más originales es que practicamente carece de esa crueldad tan común al arte moderno, de la que bien hablaba Adorno. En todo caso la crueldad vendría por parte de una sociedad que nos obliga a olvidarnos de nuestros sueños, pero para su director John Swanbeck siempre hay esperanza y optimismo a la vuelta de la esquina.

domingo, 14 de septiembre de 2008

Hablando de 3d

    El cine de animación por ordenador es rico en imágenes bellas y vistosas; pero esto tiene un problema: son contadas las ocasiones en que se eleva por encima de esta capa superficial y alcanza cotas memorables, quizá porque su misma estética hace de ancla imposible de arribar. Los medios tecnológicos y la habilidad de los diseñadores son extraordinarios, pero al final tanto trabajo acaba en películas mediocres. En todo caso los efectos visuales para que resulten creíbles tienen que ser de muy alto nivel.
Sucede que la primera vez que vemos una película de animación si es buena nos gusta, pero un segundo visionado nos cansa. Esto es la diferencia entre lo bello y lo memorable, que lo primero termina por aburrir, póngase por ejemplo en pintura la estética pompier del siglo XIX, mientras que lo último no, es más, siempre le encontramos nuevos matices o incluso nunca le vemos ninguno, dada nuestra dificultad de dilucidar lo elevado mediante palabras.
    Personalmente mis películas de animación preferidas son "Toy Story" y "Shrek", ambas máximas exponentes de los dos principales estudios enfrentados: Pixar y Dreamworks respectivamente. Es evidente que ha habido una evolución técnica desde los albores de la animación digital hasta hoy en día y quizá el progreso mas grande ha sido en la época situada entre estos dos films. Destacaría "Toy Story" por su humor inteligente y "Shrek" por su sarcasmo.
    También de Dreamworks destacaría esa sátira antimilitarista que es "Pequeños Guerreros", donde vemos que el uso del chroma key y la integración de personajes digitales con la imagen fotográfica ha llegado a su madurez. Se nota en este film que Joe Dante, su director, uno de los discípulos de Spielberg, ya tenia experiencia con personajes animados. También se satiriza el mundo de los adultos, mostrándonos a estos como personas ridículas, siendo más maduros sus inadaptados hijos adolescentes. En esto me recuerda a "American Beauty", película con la que casi coincide en el tiempo, aunque lo hace de una manera más amable y tangencial, porque a fin de cuentas esta película solo aspira a despertar el niño interior, como bien reza el nombre de la tienda de juguetes que sale en el film. De todos modos estas películas hacen replantearnos el mito de la prosperidad en aquella época en que estaba tan en boga hablar de la globalización. De la ironía a la melancolía.
    Una serie de televisión que me gusta mucho es "Pocoyo". La chicha de estos dibujos reside en la animación, ya que las mallas no son demasiado complicadas y apenas hay efectos visuales. Pocos personajes en una misma unidad de acción, de tiempo y de lugar.
    Dicen que la televisión es buena de vez en cuando para electrificarse, pero con el cine de animación esta electrificación se duplica, no solo de modo físico sino también estético. Y sino que se lo digan a los infógrafos, que se pasan el día pegados a la pantalla de un ordenador. Dicen que el arte del siglo XXI es la infografía, pero a pesar de que existen una serie de subgéneros digitales, por lo general para el gran público está supeditada al cine.