viernes, 2 de enero de 2009

Alguien voló sobre el nido del cuco

"Alguien voló sobre el nido del cuco(1975, Milos Forman)" es una parábola. A partir de una mentira se cuenta una gran verdad. La mentira es que ni los hospitales ni las enfermeras son así de castrantes. La verdad es que lo más importante en esta vida es alcanzar la realización personal, valerse por uno mismo, autosuperarse y ser libre. Pero profundizando un poco, ¿que es eso de la libertad? Nadie lo sabe con certeza. Quizá no sea nada más que algo relativo, como decía Georges Moustaki en una entrevista, una antinomia. O quizá represente una especie de frontera exterior a toda filosofía, como así creía Foucault. Una cosa si que es cierta: en el film hay un momento en que uno de los doctores dice de Jack Nickolson que no cree que este loco, pero si que cree que está muy enfermo. Craso error: quien en realidad está enferma es aquella sociedad que no permite que nadie se rebele contra ella. Todas o casi todas las instituciones sociales son puestas en tela de juicio: el matrimonio, la familia, la sanidad, etc. Y es que lo que quizá mas caracterice al loco es ese distanciamiento de la realidad, una realidad impuesta por la esclavizadora razón, parafraseando a Nietzsche; el loco puede ser objetivo, dar su opinión ante la representación, al igual que el filósofo. En el film no debemos juzgar a Jack Nickolson por su pasado como supuesto violador, sino juzgar los acontecimientos que vemos expresamente. A fin de cuentas una de las características más notables de la contracultura era la libertad sexual y nuestro protagonista la ejerce como un derecho, no como un delito. Respecto al indio este acude al psiquiátrico con la esperanza inconsciente de encontrar allí a alguien que no puede encontrar en la sociedad, a un excluido, a un marginado, en definitiva, a alguien que le de un sentido a su vida y que le haga libre, que le de fuerzas para seguir luchando. Todo lo contrario a la enfermera Ratched, un personaje quizá demasiado esquemático y teatral en su maldad.
    Pero no solo los rebeldes sino también los esquizofrénicos, los locos, son los héroes. La contracultura más que un concepto es un sentimiento totalizador y la libertad es nuestra arma contra el poder y el convencionalismo, esa libertad que esta más allá de las montañas, como bien se ve en ese primer plano-emblema, que nos sugiere que detrás hay una historia, algo trascendente que se nos va a contar. Para mi es uno de los mejores planos de la historia del cine, a pesar que Ronald Laing, el psicoanalista alma máter de este film, fracasara y acabase alcohólico. Estamos sin duda ante la mejor película de Milos Forman, un film único en su espíritu en la historia del cine. "Amadeus(1984)" no se le acerca ni de lejos porque, como bien decía el filósofo Eugenio Trías, Mozart no era así de infantil. Sin embargo, y de forma paradójica al estado mental de sus protagonistas, al final todo cobra sentido: si, hay grandeza en la locura. Porque ¿que es la locura sino la conciencia de la guerra, de la destrucción, de la soledad más absoluta? La única manera de superar estos terrores es rompiendo limites, romper esa ventana que nos atenaza e ir lejos, al Norte, a Canadá, o a donde sea, más allá de donde anide el cuco. Seguir una flecha que nos indica una dirección y un sentido para ir más allá de nuestros problemas cotidianos y cambiar nuestro destino. El miedo del hombre no es sino el miedo a disfrutar la vida y las emociones que le atan son solo imaginarias. Como bien parece sugerir el final del film la única emoción real es el ansia de libertad y, citando a Albert Camus, el hombre es un ser rebelde por naturaleza. No basta con que seamos contemplativos, hay que pasar a la acción.

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