martes, 13 de enero de 2009

Naves Misteriosas

"Naves Misteriosas" fue rodada en una época, los años setenta, en que estaba de moda la ciencia ficción, dado el reciente alunizaje en la luna y la posterior inyección económica por parte del gobierno estadounidense a la investigación espacial.
Este film refleja la lucha de un hombre que cree en la belleza en contra de una sociedad insensibilizada. Es una película ecologista antes siquiera de que naciera el término ecologismo. También plantea el conflicto existente entre la conservación del pasado ante el miedo al futuro, lo que va parejo también a su cierta estética retrofuturista vista hoy en día.
    Nuestro protagonista pierde la inocencia, por eso busca el consuelo desesperado en imaginar un mundo repoblado de bosques. También busca compañía en los robots, que realizan sus quehaceres con monotonía, pero nosotros no los vemos realmente como son, sino a través de los ojos de Bruce Dern, que los humaniza. Hay un contraste en el film entre lo biológico, lo vivo y lo tecnológico, lo inerte. Porque Bruce personifica todo: los animales, los robots, incluso las plantas. Realmente sus ojos no eran sino los de la infancia, de los más profundo de nuestros corazones. Por eso molesta bastante cuando salen supuestos intelectuales elogiando los toros o tachan de acto de piratería el que Greenpeace asalte con su Rainbow Warrior a los balleneros japoneses.¿ Porque nos empeñamos en destrozar la naturaleza?¿Cual es el origen del mal, si es que realmente existe? Habría que buscar las causas en los defectos del capitalismo, que crea mafias dispuestas a acabar con todo (rinocerontes, elefantes, árboles, etc...) en los países del Tercer Mundo. Si, las naciones ricas tienen su parte de culpa. Las ayudas y las ONGs están bien, pero son insuficientes: lo que realmente hace falta es inversión, como decía el gran reportero Ryszard Kapuscinski.
    Pero ya es demasiado tarde para un ser sensible como nuestro protagonista. No quiere seguir viviendo en un mundo que no le corresponde, un mundo cegado por la inmediatez del consumismo, que no comprende ciertos valores como la dedicación y el apasionamiento. Creo que este es uno de los films más tristes que he visto. Como decía Ursula K. Le Guin cuando la ciencia ficción se basa en la realidad es mejor que la novela realista; siempre consiste en una trama en el que el hombre juega a ser Dios, dado el avance tecnológico. Esta persecución de sus deseos y libertades muchas veces se tuerce y entramos dentro de una especie de dialéctica hegeliana. Pero si todavía hay tristeza hay esperanza. Lo malo seria que no sintiéramos nada. Si de verdad quieres saber de ciencia-ficción no le preguntes a un critico, habla mejor con un hombre de ciencia porque como reza el dicho: "toca a un científico y tocaras a un niño". Bruce, no todo ha sido inútil, no estas solo, ha llegado hasta mi tu botella.

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