Uno de los primeros trabajos en colaboración de Víctor Erice seria "Los Desafíos (1969)" producido por Elías Querejeta. La primera historia, dirigida por Claudio Guerín, es una mezcla desenfadada entre una película de Antonioni y "Quien teme a Virginia Woolf" de Mike Nichols, ambas referencias relativamente recientes al estreno del film. Llama la atención la modernidad de la propuesta, en contraste con la mojigata censura de la época. La segunda historia tiene una concepción de las chicas americanas como más desinhibidas sexualmente que las autóctonas. Las historias van oscureciéndose progresivamente. El último desafío, dirigido por Erice, muestra simbólicamente una critica a la libertad sexual.
En el cine del director vasco siempre la imagen es sinónima de la memoria nostálgica. "El Espíritu de la Colmena" nos habla de un país que recupera su inocencia después de una cruda guerra. "El Sur" parte del hecho de que el cine para el padre de su protagonista es algo ya inalcanzable. En "El Sol del Membrillo" a pesar de que los rayos del sol mutan rapidamente merece la pena hacer el apunte, que en manos de Antonio López es de una gran belleza. A lo largo de la historia del cine se ha recurrido a la pintura, sobre todo en el cine histórico y de época, de manera más o menos implícita, pero en este film es más explicita, hasta el punto de que la tesis gira en torno a la creación pictórica, en una contemporaneidad donde la pintura, sobre todo la figurativa, ya no es tan importante. Eso si, el pintor manchego ha conseguido con el paso del tiempo desbancar entre el gran público a todos sus coetáneos. Es también una película sobre Madrid. Ambos films juegan con la idea del inexorable paso del tiempo, al igual que "Cerrar los ojos", que es un homenaje al cine, el cual no es solo memoria, sino también sentimiento, algo que da sentido a los protagonistas de esta película. Es más, no sabemos donde está el limite de la ficción para Julio Arenas. Miguel Garay es un trasunto del propio Erice, siempre humilde, a decir verdad, lo cual es de agradecer en estos tiempos en que el cine esta en crisis. Volver a Madrid es volver al pasado, a sus fantasmas. La narración tiene algo de policiaca, siempre hay algo que no vemos. Pero también es un viaje interior, una aventura autorreferencial donde parece que el propio Erice ajusta cuentas con su pasado artístico y vital, a pesar de que el ha intentado ser los más original posible. De aquí que cierta parte de la crítica la haya tachado de testamentaria, cosa que el cineasta se ha apresurado a negar. También es una película mas moderna que "El Sur" o "El Espíritu de la Colmena", ambas enmarcadas en un cierto clasicismo. Sin embargo en todas sus películas Erice hace un esfuerzo por mostrarnos cierta cotidianeidad, sin sobresaltos. A Erice le interesa lo humano, menos lo divino. Es "Cerrar los ojos" además una apuesta por la amistad, sobre como merece la pena retomar las viejas relaciones. La realidad y la ficción se mezclan, se confunden: "La mirada del Adiós" antes de "Cerrar los ojos", como bien señala la critica de Maria Ángeles Almacellas. Lastima que este director no sea más prolífico, señal de que cada una de sus propuestas es laboriosa.
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