Magistral adaptación, "Ordet" se ve como un rayo de luz sobre toda la hipocresía del mundo. Este film nos habla de la crisis de fe dentro de una familia, de la secularización de sus creencias. Johanes representa al hombre que a dado el salto religioso, pero para los demás que viven en el mundo de lo ético, de lo útil y de la razón Johanes no es más que un loco. Pero todo conduce al milagro final, que no es otro que creer en lo que no vemos, y ese algo es el amor. Sin embargo Dreyer aspiraba de forma paradójica con esta película a ser un punto de referencia más artístico que religioso. Porque a fin de cuentas ¿ que es sino la religión sino una forma de intentar abrazar, de aprehender lo absoluto de ese océano, esa "cosa en si" inescrutable de la que hablaba Kant? Un imposible. No hay otra manera de expresar mejor lo que es el amor que un acto artístico, un gesto que nos diga de una vez por todas que estamos vivos.
"Ordet" es una película completamente moderna que no ha envejecido nada con los años. A destacar el contraste entre planos de situación, generales y fríos, y los interiores acogedores y cotidianos, acompasados estos de transparentes movimientos de cámara. Además la disposición de los interiores es teatral, con cierta frontalidad, una frontalidad que sería más exagerada en "Gertrud(1964)". Dreyer aspiró a hacer la película perfecta, al igual que la vida de sus protagonistas, todo muy acorde con el espíritu del protestantismo, pero estamos ante una película en la que pesa más la psicología de los personajes que cualquier idiosincrasia religiosa. Solo el final es puramente religioso, el final de un camino, como la vida misma. Es un final también netamente terrenal porque a fin de cuentas la idea de la inmortalidad del alma es más humana que grandiosa, sobre todo en estos tiempos en los que la Biblia ha dejado de ser una obsesión para convertirse en una especie de lejana compañera que a veces no vemos pero que sabemos que esta ahí, acompañándonos en la distancia. Al ser el alma inmortal, al caer en la eternidad, el tiempo carece de sentido, el tiempo se para, al igual que las manecillas del reloj al final de la película. En "Ordet" no hay personajes crueles, la única crueldad en todo caso seria la de Dios, que permite la muerte del hijo de Inger, que provoca la locura de Johanes, pero esto es inaprensible para sus protagonistas, más atados a la realidad circundante. Hay una dicotomía entre lo ateo y lo religioso, pero al final Dios no es cruel.