Por lo demás el oro era para los españoles algo más que una manera de hacer monedas o un adorno; el oro era algo noble, era algo casi sagrado. Lope de Aguirre sigue los pasos de Hernán Cortes; tomar el mando y desobedecer las ordenes que venían desde Europa, creando en las Américas un estado propio. Solo que Aguirre es un personajes más mezquino, un asesino que no parará hasta ver cumplido sus objetivos, hasta el punto de asesinar a su propia hija. El film toma entonces esa deriva fatalista, fatalidad que viene anunciada desde el principio con la zozobra de una de las embarcaciones. Y la música de Wagner, adaptada por Alejandro Massó, ayuda a dar ese tono de tragedia.
Quien no conozca la Historia puede parecerle muy oscura esta película, pero en aquella época la violencia, la traición y el asesinato estaban a la orden del día, promovida por unos conquistadores que no tenían limites para su ambición; los imperios se construyen sobre la sangre de los hombres. Se abrió entonces la caja de los truenos de la Edad Moderna, una caja de los truenos que ya venia de la Edad Media. Es por tanto una alegoría sobre la responsabilidad de nuestros actos.
Prefiero mucho más esta versión de la historia (que a mi entender ha ganado con el tiempo) que la de Herzog, mucho más modesta y minimalista en sus pretensiones. Por lo general la primera hora es la más interesante, hasta la muerte de Pedro de Ursúa. ¿Eran los conquistadores unos héroes? Corramos un tupido velo. Y dejemos solo entrever que esta película nos habla en el fondo de la liberación de Latinoamérica. Pero no todo fue negativo durante la conquista; hubo un intercambio cultural y comercial que enriqueció la gastronomía, la música, etc...Un "mar de encuentros", cosa que no se ve reflejada para nada en esta película, demasiada maniquea.