lunes, 1 de mayo de 2017

Sobre el Cine

El arte es una disciplina donde los medios y los fines son racionales, concuerdan. Distinguiríamos lo artístico de lo artesanal es que el primero siempre da mas que hablar que el otro. Lo mismo que un pintor mima el cuadro que pinta, lo toca y retoca una y otra vez, cualquier artista de cualquier campo, independientemente del medio de producción y del grado de improvisación, tiene que pasar por este proceso. En definitiva, tiene que crear estilo.
     Independiente es la clase social de la sensibilidad y creatividad artística. Todo el mundo tiene sus opinión sobre temas como Dios, la muerte o el más allá. Pero cuando queremos elevarnos intelectualmente y profundizar es cuando la mayoría de la gente patina. Me refiero más concretamente a la búsqueda de la verdad. Lo que sobre todo nos motiva a los aficionados al arte es la búsqueda de la humanidad de sus personajes, de esa verdad escondida. Las herramientas del crítico son la lucidez y el sentido común. El arte es una lucha por ser profundos, de escapar de la vulgaridad del día a día, de escapar de las garras de la muerte, a pesar de que la mayoría de la gente siga creyendo que Moisés fue quien escribió la Biblia.
    En un documental no podemos encontrar la profundidad de la ficción. Por eso el ritmo interior de sus imágenes (que no el montaje como diría Tarkovski) tiende a ser más monocorde. La fotografía es también más profunda. No puede compararse la infinitud del instante con el mero movimiento, para eso tendríamos que recurrir a la ficción, que es siempre más difícil de hacer que el mero documento. El cine es más para sentir que para pensar por dos motivos: el primero porque todo sobre lo que escriben los críticos gira en torno a lo que ellos sienten mientras están viendo una película más que sobre su posible mensaje. El segundo motivo: lo más importante en un film es imposible de definir. Pero esto no debe llevarnos a engaño; sin conocer las claves del arte no se puede hacer arte, por eso una obra artística no la hace cualquiera. Lo que no funciona no funcionará jamás, por eso son tan manidos los géneros, porque marcan un camino seguro a seguir. Fuera de ellos o en sus zonas limítrofes todo es lentitud y pastosidad en la mayoría de los cineastas, no en los genios. El arte no es solo emoción, es también implicación, tanto del artista que lo crea como del espectador.
    He observado una cosa que es común a todos los cineastas, estén en la primera línea o solo hagan cine comercial: sus películas tienen que ser lo más visuales posibles, es decir, que cada uno de sus fotogramas sea lo más atractivo posible. Después cada uno diferirá en lo demás (puesta en escena, ritmo, montaje, sentido y significado, etc) pero el alma es esa: la emoción de la imagen, de llenar la retina del deseo. Mi profesor de cine en la universidad insistía en ver el simbolismo detrás de las imágenes, pero más importante que esto son las imágenes en si mismas. Ya Tarkovski lo decía en "Esculpir en el Tiempo", poniendo en duda la labor de los semióticos.
    Por lo común el análisis detallado vale más que las generalidades. Pero en la crítica de arte es al revés. Suelen ser más profundas estas últimas y la crítica escrita es más importante que la hablada o televisada. Lo importante es la memoria. Y la invención, la cual, para el crítico Samuel Johnson es lo más importante en el arte. Todo gira en torno a la invención. Por eso las disciplinas artísticas difieren tanto de la filosofía o la psicología, para quienes lo importante es entender la verdad. Pero para el arte no es tan importante entender como sentir.
    Podríamos decir que en las artes visuales también es importante el tema más que la historia. Las historias como diría Michel Houellebecq carecen de importancia, lo importante es el sentido. La enfermedad del artista: tomarse demasiado en serio a si mismo. El arte debe de estar por encima de la idiosincrasia del artista que lo crea, ya que el espectador ante la obra de arte accede a una realidad superior, lo mismo que la meditación, y no queda sitio para el ego. Pero de forma paradójica los críticos se equivocan cuando hablan de las mejores películas del cine. Lo que perdurara más que la obra de arte será la figura del artista, ya que como decía Gombrich el arte no existe, existen los artistas. Un ejemplo: "El Séptimo Sello(1957)" de Bergman suele estar entre las diez mejores películas del cine según el consenso de la crítica, pero es una obra en la que vemos que el marcado carácter estilístico del sueco esta aun en ciernes, no madurara hasta bien entrados los años sesenta.
    De niño películas como "Alien: el octavo pasajero" o "Los gritos del Silencio" me hacían sentir horror, pero realmente en el fondo son poesía, no muy diferente de las profundidades abismales de un William Blake. Esta comparación me lleva a concluir que el cine ha pasado ya su mejor y más paradigmático momento: el siglo XX. Si, el arte de este siglo ha sido indiscutiblemente el cine y sus grandes paladines están a la altura ya hoy en día de los grandes del arte y la literatura como Cervantes, Dante, Dickens, Goethe...Así es como lo siente al menos mi generación, que se ha criado con el culto a la imagen visual. Y es que en el cine reflejamos nuestras propias vivencias, es una disculpa para hablar de las experiencias de la vida. Ha ocupado nuestras profundidades, más que cualquier religión.
Pero ¿para que sirve el arte? Para llenar el vacío de nuestras vidas. Es importante sentir con la obra de arte como viajamos de lo estético a lo metafísico, cosa de la que bien hablaba Cortazar en "Rayuela".         Resulta curioso que mi película preferida (por lo menos por el momento) se llame "La Palabra", lo que no deja de ser una contradicción. Una vez un amigo me invito a casa de su tío, abogado y erudito. Le comente que estudiaba Imagen y Sonido (por no hablarle de los rimbombantes términos de Comunicación Audiovisual) a lo que él me replicó que todo eso de la imagen y el sonido no trascendería, que lo importante era la palabra, como el título de la película. Pero, ¿una imagen vale más que mil palabras? Desde mi perspectiva si, si tenemos en cuenta que muchos escritores buscan crear imágenes con lo que escriben, y si también si tenemos en cuenta que, como decía Proust, no hay verdades absolutas en el mundo de la literatura, la palabra puede mentir. Schopenhauer decía que recordamos más lo que nos ha sucedido que lo que hemos leído. Eso es el caso del cine. De acuerdo una película tiene un guion, viene de un medio escrito, pero una imagen permanece más en la retina. Por lo general, a los estudiantes de Comunicación Audiovisual nos toman por unos inútiles, peor incluso que los de Filología o Bellas Artes. Pero lo que no saben es que esta carrera al estar de forma intima relacionada con las artes y medios populares proporciona un profundo conocimiento interior. A fin de cuentas la cultura popular es mucho más rica y compleja de la que se enseña en las aulas.
    Dicen que nadie es imprescindible. No es cierto. La ausencia de un gran cineasta, músico o comunicador deja un vacío que nadie puede reemplazar. Y eso es a lo que debemos aspirar nosotros, a hacernos imprescindibles e inmortales, por lo menos ante la memoria de nuestros contemporáneos. Ante las dudas existenciales debemos elegir ante todo y como única manera de realizarnos cumplir nuestro plan vital, en definitiva hacer lo que nos guste, como bien decía Woody Allen al final de su película "Recuerdos". Solo de esa manera daremos un sentido a nuestra vida, al mundo que nos rodea.

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