sábado, 21 de abril de 2018

El Palacio de La Luna

Esta novela de Paul Auster pasa de ser una autobiografía novelada (e inventada) a convertirse casi en un thriller o a ratos en un western. Uno de sus protagonistas (un pintor) realiza sus obras maestras solo cuando alcanza cierto grado de libertad en la América profunda. Auster es ya un experto en plasmar la individualidad solitaria de sus personajes como ya veíamos paradigmaticamente en "La Trilogía de Nueva York". En "A Salto de Mata" Auster no habla de sus padres, parece como si no existieran. En "El Palacio de la Luna" si existe la figura materna, que aunque desaparezca pronto, dejara una huella de insondable nostalgia y melancolía. Pero es un personaje inventado porque pude comprobar del propio escritor que su madre había muerto recientemente, mientras que el protagonista queda huérfano completamente antes de comenzar la universidad.
    A partir de ahí el personaje principal comenzará un periplo que le conducirá a conformarse con lo poco que tiene. Con esto Auster nos quiere mostrar que la vida es dificultosa para todo el mundo. De eso va la novela, de dejar que vengan las cosas por si solas, de ser lo más humildes que podamos para superarlas, de soportar desventura tras desventura. La vida para el escritor consiste en ir superando una tras otra una serie de dificultades, hasta llegar quizás a un oasis de calma. Pero este no durara mucho, aparecerá de pronto un nuevo obstáculo, una nueva confabulación. Solo al final de la novela parece que su protagonista quiere mirar atrás y hacer borrón y cuenta nueva, en cierto sentido es como si hubiera renacido, dispuesto a coger otra vez las riendas de su vida, pero eso si esta vez reforzado animicamente.
    De esta novela episódica y poliédrica, en el sentido de que no es sino una amalgama de muchos relatos casi independientes unos de otros, destacaría especialmente el papel de la señora Hume, la sirvienta del abuelo Effing. Ella no es sino la humildad personificada, y será el gran ejemplo a seguir por el protagonista. También destacaría a Kitty Wu, que actúa de forma completamente desinteresada. Como bien dice anteponiendo lo que va a venir "...el amor es la única cosa que puede detener la caída de un hombre, la única cosa lo bastante poderosa como para invalidar las leyes de la gravedad". De forma sucesiva el personaje narrador será abandonado por sus seres queridos. Para Auster la vida es así, en ningún momento siente autocompasión. El amor no dura mucho aunque será su recuerdo el que nos hará más fuertes y nos permitirá afrontar el inescrutable futuro.
     También tenemos el tema del azar. Auster vendría a sugerir que nada es azar, que estamos predestinados, que las cosas ocurren por algo, obsesión constante en su obra literaria. Como diría Freud no existen los accidentes. Y es que al escritor neoyorquino nunca le han gustado los alardes pedantes y culteranos, él es un escritor que se limita a la acción, como bien demuestra el propio titulo de su novela autobiográfica "A Salto de Mata": en esta dice que una de las mayores experiencias de su vida es haber trabajado en un petrolero y vivir para contarlo. Vemos que Auster bebe de la tradición de la novela anglosajona, más concretamente la norteamericana. Pero esta acción de la que hablamos da mucho más juego de lo que parece, hasta el punto de alcanzar cotas casi metafísicas, es una acción dramática e introvertida. "Lo más importante es el dialogo interior", dicho en boca del propio autor.

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