No creo que el problema de la crisis del hombre moderno, que se refleja en las películas de Antonioni, sea el dinero o el capitalismo. Esto le concedería a los films una dimensión histórica que al director no le interesa. Antonioni quiere ir más allá de un simple dato económico. Esta
inestabilidad de los sentimientos, a la cual el propio director remite su origen en las tablas de la ley bíblica, sigue estando tan en boga hoy en día como cuando comenzó a dirigir, allá por los años cuarenta. Hay en sus películas una obsesión por el progreso, como si dominar la realidad exterior fuera una consecuencia de intentar dominar nuestra caos interior; pero esto último nunca lo conseguiremos. Además este progreso no se refleja en la sociedad, independientemente del estrato social o cultural.
Si no fuera por su creciente prestigio Antonioni no habría tenido acceso a la Bolsa de Roma para rodar en sus interiores. Eso pasa en general con los directores que pasan de la timidez a una progresiva madurez. Es "El Eclipse" sin duda su película más romántica, donde la pareja protagonista intenta dominar el caos de sus vidas entablando una relación. Ahí es donde quiere llegar el director, a lo fallido de las relaciones humanas, a esa terrible
incomunicabilità. El final de este film tiene sabor a documental que estudia los ambientes como si fueran contornos, solo que son mostrados solitariamente al final de la película, después de que hayan sido rellenados de forma figurativa por los actores. Antonioni no quiere sino mostrar esta ausencia, este
vacío existencial.
Por lo general las películas de Antonioni tienen un entramado espacial centrifugo, metáfora de la huida del hombre de si mismo, perdiéndose en la nada, como el propio Antonioni, que después de la experiencia de "Desierto Rojo" emigraría a otras latitudes, como Inglaterra, Estados Unidos, China... Esto se nota ya en "El Grito", película no del todo conseguida, dado que nos encontramos un final un poco abrupto. Lo malo del director italiano es que a ratos cae en los tópicos. Esto es evidente en la mediocre "Más Allá de las Nubes"(1995), una de sus últimas películas. Vemos unos personajes marcados por su pasado, que condiciona su presente, pero esta falta narrativa hace que caigan en lo estereotipado: no todos somos iguales, las historias no son siempre las mismas habría que recordar al director. Pero incluso es peor cuando pretende ser original, como en "Blow Up(1966)" o "Zabriskie Point(1970)". Los meandros por los van estas películas terminan muchas veces en lo inverosímil, lo aburrido y lo ridículo. Puedo perdonar la inverosimilitud en las películas de Hitchcock pero no en las de este director. Antonioni se posiciona, se radicaliza, pero su discurso hoy en día está medio desfasado. Son más interesantes sus declaraciones sobre estos trabajos que estos en si mismos, el director de Ferrara parece tener respuestas para todo, y no lo digo en el mal sentido.
Tiene razón Angelopoulos cuando habla de Antonioni; y es que el italiano fue más allá, más lejos que nadie en su famosa tetralogía, renovó completamente el lenguaje del cine, lo convirtió en moderno, tanto en forma como en contenido. Sin duda esto fue debido a un sobreesfuerzo, visto los mediocres resultados del resto de su obra. Pero estamos ante una modernidad vista de frente, lejos de florituras y vanguardismos intelectuales: Godard y Antonioni son antitéticos. Mientras el primero juega con la cámara el otro esta obsesionado con el equilibrio del encuadre. Godard desarrolla más el trabajo previo al rodaje; todo ha sido, aunque no lo parezca, perfectamente pensado y meditado, mientras que Antonioni da preferencia al rodaje en si como absoluto demiurgo del resultado final. Es en el rodaje donde también es importante la dirección actoral. Por tanto la obra del director italiano es más narrativa, impregnada de esa monotonía que ya estaba presente en la obra de Cesare Pavese. Y es que el paisaje italiano, netamente humanizado, invita a la reflexión interior. Orson Welles a su lado resulta demasiado efectista. El paisaje, el entorno, lo que rodea al personaje, es su interior, su fondo. Este paisaje ha sido retocado y coloreado en "El Desierto Rojo" porque, según palabras del propio director, buscaba un efecto más realista que en sus precedentes películas en blanco y negro. Pero Antonioni se equivoca; como bien decía el fotógrafo Sebastiao Salgado el mundo es en color pero la realidad es monocroma. En su tetralogía especialmente Antonioni en cierto sentido dice lo contrario de lo que muestra.
Antonioni entra dentro de la categoría por tanto de directores modernos de los años sesenta, de los que posteriormente dirá Susan Sontag que los valores subyacentes a las películas de esta época no han triunfado. Pero más que de valores estas obras hablan de la
ausencia de valores. Si cualquiera me preguntara cual seria el mayor legado del cine europeo probablemente le respondería que es esta
Tetralogía de la incomunicación.